El cortometraje de Víctor Erice se puede definir como una obra poética, contemporánea, interpretativa y con mucho simbolismo, sin duda una obra para ver más de una vez.
El uso de planos detalles y estáticos para relatar la historia es realizado de una manera impresionante, ya que imperceptiblemente, se puede comprender la historia sin siquiera haber ningún diálogo. El que esté grabado en blanco y negro, da una pequeña pista sobre la época; también, se encuentran pequeñas pistas y simbolismos como la fecha del diario, el vestuario de los actores, el casco militar que usa el espantapájaros, la portada de los nazis; todo ese conjunto, te posiciona en un escenario de guerra o posguerra antiguo, y tal como inician los días, el corto empieza con el cantar del gallo.
El corto utiliza los movimientos de cámara muy poco, un paneo para ver la fotografía de cuba, un tilt para observar a mujeres lustrando zapatos, pero el movimiento se hace más presente cuando la escena está más calma
Hay un elemento que está presente en toda la película y se transforma en el metrónomo de todo sonido presente y por consecuencia del ritmo de las tomas: el reloj, el reloj toma un importante protagonismo a pesar de ser un simple elemento, pero desde que aparece dibujado en la muñeca del niño, marca el paso desde el sonido de todo el resto de cosas que suceden, de la aguja que cose el nombre Luisin, el sonido de los dedos rasgando la mesa de la señora que cocina, el martilleo de un hombre hacia su cuchillo, los hombres trabajando sus tierras, la gota que cae en el lavamanos, hasta incluso, se fusiona con el ritmo con el que la niña se balancea en su columpio y la respiración del bebé.
El corto, se transforma en un excelente ejemplo de tipos de planos y ángulos, el bebé muy pocas veces se ve de frente, mientras sucede el sangramiento, se le puede apreciar en primer plano y en un ángulo contrapicado.
Existe un ángulo picado y es el del grifo goteando, este, se relaciona completamente con un reloj, ubicándolo completamente al medio, abarcando la circunferencia completa y si no fuera poco, el grifo tiene la llave girada, para darnos un indicio más de la similitud de las tomas.
El plano medio más notable es claramente el del espantapájaros, en donde la mirada conduce rápidamente hacia su único accesorio fuera de lo común: su casco de guerra.
Los planes generales son escasos, se nota uno para contextualizar el paisaje y la ruralidad y otro de niños corriendo hacia la emergencia del bebé.
El corto finaliza con el canto de la madre calmando al bebé, el niño cerrando su ventana teniendo una iluminación muy tenue, el reloj, que nuevamente marca el ritmo y la imagen del diario, mostrando la fotografía de la portada con los nazis y la fecha de 28 de Junio de 1940.
Alumbramiento, de Víctor Erice es una obra maestra que se va descubriendo sola, que a pesar de no contar con voces y tipografías contextualizadoras, imperceptiblemente cada sonido presente e imagen va introduciendo cada escena, cada situación, cada vida de los personajes y nos lleva a seguir la historia de un bebé que se encuentra en problemas por un sangramiento y una familia en la ruralidad marcada por la guerra.
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